Mujeres artistas en el impresionismo
El movimiento impresionista contó con la presencia de mujeres pintoras que poco a poco se fueron introduciendo en el mundo del arte hasta entonces sólo permitido a los hombres. Mujeres como Marie Cassat, Marie Bracquemond o Berthe Morisot fueron algunos de los nombres de mujeres que por primera vez entraron de lleno en el panorama artístico de la época. Pero no fue fácil poder acceder a la pintura. No podían asistir a la Escuela de Bellas Artes pero si a talleres de carácter privado llamados "clases para damas" en los que podían aprender el oficio. Tampoco se les permitía el acceso a los cafés o restaurantes o cabarets ya que a ojos de la burguesía imperante de la época no estaba bien visto que una dama se introdujera en esos ambientes para retratar la vida nocturna de París. A ojos de otros artistas como Renoir o Monet no comprendían porqué no podían dedicarse las mujeres a la pintura y para mujeres como Morisot no fue un obstáculo ya que todos los jueves invitaba a sus amigos artistas, Monet, Degas, Caillebotte, Renoir a cenar a su casa donde compartían todo tipo de opiniones acerca de la pintura o
de cuadros que estaban realizando en ese momento. Y no sólo pintores sin escritores como Émile Zola o Charles Baudelaire. Morisot formó parte de la primera exposición de pintura impresionista en 1874 y animada por la amista que la unía con Pissarro o Monet continúo exponiendo sus obras de manera regular y también cabe destacar la amistad que tuvo con Édouard Manet. Las escenas que estas artistas retrataban eran escenas por lo general en las que los niños y las mujeres eran los protagonistas de las obras. Una mirada muy íntima a la vida privada en los hogares o en la vida cotidiana muy estrechamente ligada al pensamiento de lo que debía ser una obra de arte según los parámetros impresionistas. Por tanto es bueno recordar a este grupo de mujeres que luchando contra lo establecido consiguieron que hoy disfrutemos de sus obras.
de cuadros que estaban realizando en ese momento. Y no sólo pintores sin escritores como Émile Zola o Charles Baudelaire. Morisot formó parte de la primera exposición de pintura impresionista en 1874 y animada por la amista que la unía con Pissarro o Monet continúo exponiendo sus obras de manera regular y también cabe destacar la amistad que tuvo con Édouard Manet. Las escenas que estas artistas retrataban eran escenas por lo general en las que los niños y las mujeres eran los protagonistas de las obras. Una mirada muy íntima a la vida privada en los hogares o en la vida cotidiana muy estrechamente ligada al pensamiento de lo que debía ser una obra de arte según los parámetros impresionistas. Por tanto es bueno recordar a este grupo de mujeres que luchando contra lo establecido consiguieron que hoy disfrutemos de sus obras.
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