La naturaleza como influencia en la pintura

A lo largo de toda la historia del arte el artista se ha valido de la naturaleza como elemento inspirador o como fuente de recursos para realizar sus obras. Esto ya sucedía desde la Prehistoria cuando el hombre inspirado por lo animales que veía a su alrededor o incluso a veces por la flora lo representaba en las paredes de las cuevas y es que el hombre siempre ha sentido la necesidad de representar a sus iguales lo que vivía y sentía siendo un catalizador de estímulos y sensaciones que le rodeaban capaz de percibirlo y plasmarlo a través de la pintura.

A veces paseando o bien en nuestro entorno más cercano vemos cómo un pequeño elemento nos acompaña y hace que nuestros cuadros se vean de algún modo influenciados por este elemento.

Árbol frente a la ventana de mi estudio de pintura

En mi caso un árbol situado frente a mi estudio de pintura me acompaña a lo largo de las estaciones y soy testigo de su cambio, veo como se le caen las hojas, se cubre de nieve, le vuelven a salir las hojas y así continuamente. Hace poco lo comentaba en una red social y es verdad, la influencia que este árbol produce en la pintura es inevitable, sobre todo si lo que se pinta en muchas ocasiones son paisajes aunque el motivo en sí tiene poco que ver ya que estoy convencido que esto puede afectar a cualquier artista de cualquier disciplina.

Quizás haya que destacar desde la Escuela de Barbizón que fueron los primeros en pintar al aire libre los artistas que se sintieron más inspirados por la naturaleza a la hora de desarrollar sus cuadros. Y a partir de entonces seguirían los impresionistas que sin duda así lo reflejan sus cuadros.

Claude Monet pintando en Giverny
Volviendo al lugar dónde comencé este comentario, para el artista permanecer envuelto de la naturaleza es algo muy positivo a la hora de crear ya sea en un estilo u otro. La naturaleza es un gran maestro y nos enseña su obra en cada rincón cada vez que paseamos entre ella, sólo hay que fijarse un poco para ver cómo esculpe raíces de árboles sobre una piedra o deja elevar una hilera de chopos a la ribera de un río para mostrarnos toda su belleza, nos hace un regalo que debemos saber capturar al instante sobre el lienzo.

Cuadro al oleo de un paisaje de amapolas

Cuadro al óleo de un paisaje de chopos y amapolas
Por último os muestro un par de cuadros al oleo que he realizado recientemente que son fruto de lo que vengo hablando en este comentario. Se trata de dos paisajes en los que las flores y los árboles son el resultado de una rigurosa investigación sobre el color y la luz que tiene la naturaleza en una época determinada del año como es la primavera.

Paul Cézanne solía decir que debemos tomar a la naturaleza como ejemplo, como soporte no pretender copiarla sino valernos de ella para realizar nuestra obra, es decir que sea un elemento presente pero sin llegar a copiarla ya que la naturaleza por si sola tiene una fuerza creadora con la que no podemos compararnos.

Esto es en lo que estoy estudiando desde hace un tiempo, el estudio y comportamiento de la naturaleza pasado al lienzo, y creo que básicamente es lo que hace cualquier paisajista que interpreta la naturaleza y el paisaje pero no lo copia, eso es otra cosa, simplemente interpreta lo que ve y sale por su mano a través del pincel, es como un filtro y esto no deja de ser curioso.



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